De matices habló también aquella mañana Eric en el Barrio de Santa Cruz.
El espía indigente nos explicaba cómo los antisistema habían tomado el poder a través del control de la banca, de los parlamentos y de los grandes medios de comunicación. Eso les permitía imponer sus reglas de juego. Y mientras una parte de la izquierda se empeñaba en salvar a los regímenes en descomposición, los antisistema iban devorando los recursos de los ciudadanos. "La mierda es la misma, lo que cambia son las moscas". Así de duro era Eric. Él nos decía que la izquierda no había entendido nada. Que no solo de entre sus filas podrían surgir elementos que dinamitaran el Estado, sino que era la elite dominante la que habría programado la demolición del viejo aparato-nación. El objetivo era liberalizar las relaciones entre ciudadanos y elites antisistema: "aquí mandamos nosotros, no hay intermediarios".
Ha pasado desde aquella charla mes y medio. Eric desapareció y Priscilla volvió a Londres. El torero y yo seguimos recorriendo las calles de esta vieja Híspalis y mi Betis sube a primera. Habrá más circo pero menos pan.
De nuevo un fantasma recorre Europa. Es el de las penumbras, aunque no hay oscuridad sin luz y los ciudadanos van despertando.
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