Descubrieron que sus trazos eran iguales
Cada centímetro se deslizaba por la espalda
Lento , sofocante .
Como si en ello se fuera la vida
Las manos parecían jugar con el viento
y traviesas se unían al compás de los suspiros
Las extremidades se tensaban
El músculo hablaba por si solo
A lo lejos se oían los gemidos:
era el anuncio de un nevo amanecer.
Descubrimos que nuestras manos eran iguales
menudas, finas
las líneas de la palma
una larga y peligrosa ,
la otra corta pero animosa
En el momento de su unión
el universo se detuvo
y esta vez se confundían el uno y el otro
los brazos, las líneas, las uñas, las palmas
“Somos uno”, hasta en las manos
“Recuerdalo siempre, “
dijo él mientras perpetuaba
el momento con un beso .