No solo hay que serlo, si no también parecerlo
"Si no hay café para todos, no habrá para nadie." Che Guevara
La Gran Sevilla
Como en "La gran temporada" de Fernando Quiñones, que tanto gusta a mi amigo Andrés, los torerillos de Plaza Nueva, cogida tras cogida y cornada tras cornada, se empeñan en terminar la faena que los propietarios de la Plaza y sus apoderados les han encargado. Eso sí, en beneficio propio que no del Respetable, que a pesar de seguir pagando hace tiempo que les dejó de gustar la corrida.
La Gran Sevilla, un proyecto macerado con exquisitas viandas, donde no faltó el pata negra platino, ni las gambas de lomo azul regadas con diferentes vinos de la casa procedentes de Jerez y Sanlúca,r que en el encuentro se cruzaron con un Ribera del Duero para apagar la sed del becerro que con papas presidió la mesa.
Entre los objetivos de la Gran Sevilla se encontraba la Torre Pelli, que tenía que ser el edificio emblema de la Caja de Cajas Andaluza, el no va más financiero del Hospital de las Cinco Llagas, y que ha sido asesinado y enterrado el mismo día. Pero el proyecto de edificio de 400 millones de euros de la torre continúa a pesar de los 1000 empleados que pueden ir a la calle. En el corazón de la ciudad, los níscalos de la Encarnación, que tenían que haber estado terminados en noviembre del año 2007 y aún no tienen fecha de caducidad, que pueden triplicar su presupuesto y que nadie garantiza que el proyecto se adecúe a lo diseñado inicialmente. La SE-40, la mina del Rey Midas que daría oro a diestro y siniestro, la especulación en verso de una Sevilla y área metropolitana destinadas por lo visto a vivir de las rentas. Por último, y dejando para otro momento Tablada, el proyecto del puerto de Sevilla liberalizador de terrenos "ociosos" y futuro muelle de atraque de cruceros de lujo. Más chocolate del loro a costa de matar al Gran Río y a sus habitantes, incluidas ciudades, pueblos y economía a la que están vinculados.
La Gran Sevilla, diseñada en la gran temporada de la especulación, muere, y quiere morir matando gastándose hasta el último euro hipotecable público porque en eso los torerillos de Plaza Nueva si están hermanaítos y van juntos de la mano al kiosquito de las chuches. En una ciudad de más de 70.000 parados y paradas. ¿Y si aprendemos de Egipto y de Túnez y los echamos a todos?
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